lunes, 12 de abril de 2010

CONTINENTES DESIERTOS


Eric Pantoja


Una ráfaga empuja la puerta con violencia y entra, da una vuelta para inspeccionar la habitación, indaga dentro del ropero y se tambalean los estantes llenos de libros. La luz de la 1ampara mueve las sombras de los objetos. El aire revuelve las últimas hojas de papel sobre el escritorio alumbrado con un rayo tenue del crepúsculo. Las hojas revolotean por el cuarto y salen por la ventana como si se tratara de confeti. Salen a empaparse con las humedades de esa tarde lluviosas de espejos en el suelo y chispas de sol. El eco de la marcha golpea los adoquines. El paso marcial mira descender el confeti. Una a una las hojas caen para servir de tapete a las botas. Al pasar sobre ellas el agua y los tacones quieren despedazarlas y dejarlas en blanco. En el fondo de un charco la palabra María aun ve al pelotón doblar la esquina. Ese nombre había sido lo único en pie dentro de la casa, en la ciudad, en las viejas sombras de piedra. Los que se quedaron quieren seguir construyendo estructuras debajo del derrumbe. Aque11os que salieron lograron mirar más alto y ver que casi todo era devastación.

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